Aeropuerto de Skellefteå

Nada más bajarme del avión en Skellefteå, sentí un viento cálido y agradable en la cara que me ayudó a recordar que todos los tópicos que uno pueda tener sobre un lugar afortunadamente se vienen abajo con cada viaje que uno hace.

Skellefteå, cuya pronunciación correcta sería algo como “she-leff-teo”, es una hermosa ciudad a orillas del Golfo de Botnia, al norte de Suecia. En un entorno urbano de unos 30.000 habitantes, es el sitio donde la ciudad y una naturaleza sin límites se dan la mano. Todavía estoy intentando digerir las impresiones del viaje, pero hay dos aspectos que no puedo desligar de mi experiencia sueca, la amabilidad de su gente y la inmensidad de su naturaleza. Naturaleza en estado puro, miles y miles de kilómetros cuadrados de bosques de pinos, de aire impoluto y lagos de aguas cristalinas, un lugar donde da la impresión que el stress estuviera prohibido por ley, sitio perfecto además para dar rienda suelta al Allemansrätten, una ley en Suecia que permite que cualquier individuo es libre de recorrer cualquier tierra, lago o río, incluso recoger frutos en propiedad privada, mientras se mantenga una distancia prudente de casas o jardines con cercas. Tanta libertad también lleva consigo un sentido de responsabilidad de mostrar respeto y consideración a los demás, a la naturaleza y a los animales, algo que me fascinó de la cultura sueca.

Haciendo click aquí podrás encontrar más información, en castellano, sobre Skellefteå.

Teleférico de Linbanan

Uno de los tantos lugares donde se puede disfrutar de esa naturaleza es en Örträsk, localidad en la municipalidad de Norsjö a unos 75 kilómetros de Skellefteå, donde se encuentra el teleférico de Linbanan, que tiene la particularidad de ser el más largo del mundo. Este transbordador no fue concebido originalmente como un espacio turístico, surgió de la necesidad de agilizar el transporte de grandes cantidades de oro, cobre, plomo, zinc y plata, entre otros materiales, de las minas a las fundiciones, cuyas entregas se ralentizaban debido muchas veces al mal tiempo o al mal estado de las carreteras, llenas de lodo o de nieve. Construido durante la Segunda Guerra mundial, tenía una línea de transporte que salvaba una distancia de 96 kilómetros de longitud a través de bosques y lagos, línea que estuvo trabajando hasta el año 1987.

En 1993 se decidió convertir en una atracción turística, utilizando las mismas torres de hormigón que antaño transportaba los recipientes de minerales reemplazadas ahora por cabinas adaptadas para alojar a cuatro personas cada una, haciendo un recorrido de 13 kilómetros y medio a 10km/h, partiendo de la estación de inicio en Örträsk, donde se puede aparcar el coche, hay una cafetería y un pequeño museo donde proyectan un documental sobre la historia del teleférico, y culmina en Mensträsk. Lo interesante es que el recorrido se puede comenzar desde cualquiera de las dos estaciones y al final te devuelven al punto de partida en autobús. Catorce cabinas hacen el recorrido en cada dirección, 28 en total, y es recomendable reservar con antelación, porque no garantizan que haya disponibilidad.

Tramo superior a 500 metros sobre el agua

El recorrido dura unas dos horas y durante ese tiempo es posible disfrutar de kilómetros de bosques de pinos y lagos que se pierden de vista a una altura máxima de 20 metros sobre el suelo y a través de 73 pilares de hormigón. Al llegar a la estación de Mensträsk, te esperan con un pequeño refrigerio de café, té o bebida de lingonberry, fruta autóctona de la región, parecida al arándano y que es muy refrescante. También ofrecen una sencilla comida a bordo que es entregada antes de partir, que no se incluye en el precio del billete, aunque la comida de afuera también es bienvenida, así que se puede organizar un picnic muy original. Hay una desventaja y es que el teleférico sólo efectúa una salida al día a las 13:00 horas y en la temporada de junio a agosto, por eso la importancia de hacer la reserva con antelación. El precio del recorrido por persona es de 270 SEK, unos 29€, más información en la página oficial aquí (en inglés, alemán y sueco).  

¿Cómo llegar?

Saliendo de Skellefteå hay que tomar la carretera 95, haciendo un desvío en Boliden hacia la carretera 370 y finalmente luego de pasar Bjurträsk tomar el desvío hacia el teleférico cuya señalización se puede ver con facilidad. Más fotos aquí.

Mapa interactivo

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Mapa tradicional

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