En ocasiones durante un viaje, puedo tomarme una mañana o una tarde entera en aproximarme a un edificio que me interesa conocer. En esta ocasión se trata del Distrito Telefónica en Madrid, un complejo de oficinas que no te encontrarás paseando casualmente por el centro. Por fortuna, esta ciudad empresarial cuenta con su propia estación: Ronda de la comunicación, en el barrio de Las Tablas.
Distrito Telefónica, una ciudad empresarial
La decisión de si me vale la pena realizar tal travesía para ver un grupo de edificios es totalmente intuitiva, el proyecto me gustaba por lo que había visto en fotos y sentía que me iba a impresionar. Y así lo fue. Esta reseña la hago por darle valor al proyecto firmado por Rafael de la Hoz, que hizo un estupendo trabajo agrupando en un solo lugar a todos los trabajadores de esta compañía.
Su idea inicial era la de levantar un rascacielos, pero que al mismo tiempo se favoreciera el tránsito de personas, por eso finalmente se hizo el rascacielos, pero en forma horizontal, creando una especie de mini ciudad de 383.000 m² construidos para 12.000 empleados.
El resultado es armonioso e intenta crear un entorno amable, habilitando zonas verdes al aire libre, a la vez que cuenta con locales comerciales, gimnasio, guardería y centro médico. Ampliando el espacio social y creando espacios útiles para la vida de los “habitantes” de esta pequeña urbe.
Un proyecto con alma sostenible
La sostenibilidad es la bandera de este proyecto que afirma respetar el medio ambiente en la medida de lo posible. La cubierta del recinto cuenta con 16.000 paneles fotovoltaicos, detectores de luz natural que apagan automáticamente la luz artificial si no es necesaria, recogida del agua de lluvia para riego y otros usos y el uso de papel reciclado. La disposición de las cubiertas exteriores ayuda a ahorrar en calefacción en un 15% en invierno y un 30% de aire acondicionado. Así como el cristal utilizado en las fachadas ayuda a optimizar el ahorro en iluminación en un 42%.
La pequeña ciudad no ha sido concebida como un ente privado (aunque los edificios de oficinas si lo son), pero las áreas verdes y caminos externos pueden ser visitados libremente. El éxito que pueda tener como espacio social, más allá de su aspecto funcional, dependerá de su evolución dentro del entorno. La concepción de isla, rodeado y separado del barrio más próximo por la autopista M40, no ayuda en su integración y contribuye a su aislamiento. Aún así, me parece un ejercicio interesante que cumple su función primordial.
No olvides visitar el álbum fotográfico completo en Flickr.
Nos gusta ver que no estamos solos en este tipo de freakismo, jejeje… Nos hemos metido en cada barrio para visitar un edificio! Nos apuntamos este para cuando volvamos a Madrid.
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Pues que gustito da sentirse acompañado, jejeje. Al final yo creo que tiene su recompensa (aunque no siempre), muchas gracias por vuestro comentario y saludos!! 🙂
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Despues de ver tantas cosas bellas en el mundo, me dá tanta pena ver el colapso acelerado de mi país.
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