Si hay una fecha importante dentro del calendario de eventos que cambiarían a Barcelona, ese día es el 17 de octubre de 1986. Un día como hoy pero hace ya un cuarto de siglo, Barcelona fue escogida para celebrar los XXV Juegos Olímpicos en 1992 en la ciudad de Lausana, derrotando a París por 47 votos a 23. Anteriormente Barcelona ya se había postulado en otras tres ocasiones: 1924, 1936 y 1940, y en esta ocasión la organización de los Juegos alcanzó un notable gracias a la alta participación y colaboración de la ciudadanía que se volcó en un esfuerzo de unión como pocas veces se ha visto.
La ciudad tuvo seis años para prepararse y dar su mejor cara al mundo, y durante ese tiempo se llevaron a cabo importantes obras que cambiarían su aspecto enormemente. La recuperación de una zona muy degradada como la de Icària, más una parte del Poblenou, que se convertiría en la Villa Olímpica y en un nuevo barrio tras los Juegos, la construcción del Port Olímpic, una mejora evidente de las playas y en la infraestructura hotelera, y una adecuación del aeropuerto del Prat, mejorando la terminal B y la construcción de dos nuevas terminales, la A y la C. Una de las nuevas construcciones deportivas que se llevaron a cabo en el llamado “Anillo Olímpico” de Montjuïc, es el Palau Sant Jordi, inaugurado en 1990, actualmente es la instalación olímpica más utilizada en toda Barcelona, logrando acoger todo tipo de eventos deportivos y es muy solicitado para espectáculos musicales.
Concebido por el prestigioso arquitecto japonés Arata Isozaki, cuyo trabajo se caracteriza por una marcada combinación entre la tradición japonesa y elementos occidentales, utilizando para su ejecución la tecnología más avanzada en estructuras. Tiene especial predilección por formas curvas y la utilización de elementos como bóvedas y esferas. El Palau Sant Jordi tuvo como inspiración el mar mediterráneo que se ve representado en el faldón perimetral de chapa que lo envuelve. Uno de los grandes desafíos de esta obra fue sin duda crear la cubierta del gran espacio central del recinto, totalmente liberado de pilares, presentaba una enorme luz a cubrir (una luz representa la distancia que existe entre dos puntos de apoyo estructural o pilares) y eventualmente fue resuelto mediante una malla espacial de tubos de acero que aligeró el peso de la cubierta.
Justamente este gran espacio central ha sido uno de los elementos del éxito del Palau, debido a que le confiere una gran flexibilidad para adaptar el recinto a la actividad requerida. Durante los Juegos Olímpicos fue el principal pabellón techado de los juegos y en sus instalaciones se acogieron las competiciones de gimnasia artística, balonmano y voleyball. Pero ha sido en sus años posteriores que ha demostrado poderse acoger a cualquier actividad deportiva, entre ellas varias finales de la Copa Davis, partidos de la Euroliga de Baloncesto, Atletismo, fue sede del campeonato mundial de Natación 2003 y hasta ha sido lugar de exhibiciones de motocross.
Un cuarto de siglo después de la elección de Barcelona para las Olimpíadas sigue siendo el lugar más solicitado para la presentación de conciertos musicales de todos los géneros posibles, y no hay artista relevante que haya pasado por Barcelona y no se haya presentado aquí. Más fotos del Anillo Olímpico de Montjuïc en Flickr.
¿Cómo llegar?
Para llegar a Montjuïc hay diversas opciones dentro del sistema de transporte público de Barcelona. La primera es llegando a la Plaza España, accesible por metro a través de la línea 1 y 3, opción que nos permite recorrer la Avenida de la Reina María Cristina, atravesar la fuente mágica de Montjuïc y el Museo Nacional de Arte de Cataluña, hasta llegar al Anillo Olímpico que está precedido por el Estadio Lluis Companys. La segunda opción es a través de la línea 2 y 3 del metro, llegando hasta Paral·lel y de allí optamos por el funicular con el cual subimos a Montjuïc en pocos minutos.
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Buenas Ricardo,
Gracias por evocar el recuerdo… la verdad es que había tantos voluntarios que a muchos nos rechazaron por poca edad, ya ves, algunos nos quedamos con ganas de ser voluntarios olímpicos.
Respecto a lo del Palau St. Jordi y laTorre Calatrava tengo una anécdota; en la explanada que hay entre el Palau y la Torre hay un “bosque” de columnas con unas estructuras que los conectan, eso es una escultura que hizo la mujer de Isozaki y a la pobre le quiso dar algo cuando vio la torre Calatrava porque rompía la visión que ella tenía del lugar, el horizonte… decía amargamente que nadie le informó de que iban a poner “eso” allí.
Feliz lunes,
xan
¡Qué buena anécdota! Me imagino que habrá sido una época emocionante para Barcelona, que pena no poder haberlo vivido…
Feliz semana!
Tremendo lavado de cara sufrió Barcelona gracias a las olimpiadas y lo mejor de todo es que parece que las instalaciones creadas se siguen usando y no son simplemente grandes moles de hormigón abandonadas.
Muy completa la imagen, a ver si la próxima vez que pase por Barcelona me puedo perder por Montjuïc un buen rato.
Saludos!!!
Precisamente le han sabido dar un uso rentable después de los juegos y ahí radica su éxito. La próxima vez que te pases por Barcelona, recuerda que por aqui estamos, un gran saludo!
Definitivamente creo que Barcelona ha sido una de las pocas ciudades que ha sabido sacar provecho a las instalaciones deportivas construidas para los JJ OO, que no es el caso, por ejemplo, de Pekín. Pero no sólo eso, definitivamente la historia de la ciudad quedó dividida en un antes y un después de las Olimpíadas…hoy por hoy es la ciudad más turística de España y Europa.