Tienes que visitar algún balneario cuando llegues a Budapest”, fue lo que me recomendaron muchas personas antes de ir a la capital húngara. Así que reservé una mañana soleada para ir el Balneario Szechenyi de Budapest, una visita que hay que hacer al menos una vez.

Budapest, la capital de las fuentes termales

Budapest es una ciudad que se asienta sobre una gran red de pozos de aguas termales, algunos de los cuales alcanzan profundidades de más de 1.000 metros.

La calidad medicinal de estas aguas, que vienen cargadas de minerales beneficiosos para el cuerpo, brotan de las entrañas de la tierra a temperaturas que van de los 21º a los 78º. Representan una fuente inagotable que la ha convertido en la capital de los balnearios medicinales.

No en vano, Budapest cuenta con al menos 8 balnearios de gran relevancia. Si hablamos de tamaño, el Széchenyi es el más grande de Europa y el primer balneario terapéutico de Pest.

Con más de 100 años de historia, (su construcción fue entre 1909-1913), estas grandes termas de estilo renacentista moderno se alimentan de uno de los mayores pozos de Budapest, cubriendo todas las necesidades terapéuticas y de ocio.

Balneario Szechenyi
Parque Varosliget y Balneario Szechenyi. Foto: Anton_Ivanov via Shutterstock

Recorriendo el laberinto del Balneario Széchenyi

La primera impresión tras ponerse el bañador es el intenso olor a azufre del recinto. Si, en el balneario Széchenyi no huele bien y probablemente las condiciones higiénicas no sean las más exigentes.

Sin embargo, teniendo en cuenta su gran tamaño y la cantidad de gente que lo visita, la limpieza está en un nivel bastante aceptable. El fuerte olor, producto de los minerales del agua, se percibe únicamente en el interior.

Balneario Szechenyi
Piscina exterior del balneario. Foto: Ricardo Ramírez

El primer consejo antes de comenzar a utilizar las distintas piscinas y circuitos es explorar el balneario. Sabía que era grande, pero nunca anticipé la enorme cantidad de salas, piscinas, baños de vapor y saunas que hay en Széchenyi.

Aunque, más allá de sus cualidades terapéuticas, lo verdaderamente interesante en este balneario es la gente que lo visita.

Balneario Szechenyi
Entrada al Balneario Széchenyi. Foto: Anton_Ivanov via Shutterstock

El balneario es visitado asiduamente tanto por turistas como por residentes, lo que lo convierte en un crisol de idiomas, nacionalidades y corrientes estéticas en bañadores.

Una imagen muy típica de este balneario es el grupo de hombres que religiosamente se apostan a jugar ajedrez dentro del agua y que son el centro de atención en la gran piscina exterior.

Aparte de las cinco piscinas exteriores, el interior de Széchenyi es un verdadero laberinto. Dispones de otras 16 piscinas de aguas fría, termales y de inmersión. Un verdadero paraíso para el relax.

Visitar el balneario Széchenyi

Para comprar la entrada, usualmente se forma una cola que si bien es larga, avanza rápido. El precio de la entrada por tiempo ilimitado son 5.200 HUF (unos 16,85 euros).

En resumen, si bien es uno de los balnearios más caros de Budapest, junto a los baños Gellert, es una experiencia que no debes dejar pasar en un viaje a Budapest.



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Cómo llegar

Se encuentra dentro del parque Városliget, uno de más importantes de Budapest, muy cerca del Jardín Botánico y el Zoo. Para llegar, puedes hacerlo:

  • En metro hasta la estación Széchenyi fürdő.
  • Caminar por la Avenida Andrassy hasta la Plaza de los Héroes (Hősök Tere).

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